20 de octubre de 2008

Cuidados especiales para bebés prematuros

Cuando un bebé nace de forma prematura, su peso es menor de lo normal, y sus órganos no están del todo desarrollados. Esto hace que pueda tener problemas de salud con más frecuencia que el niño nacido a término, siendo el riesgo mayor cuanto más pequeño e inmaduro nace el bebé.

Durante las primeras semanas de vida los niños muy prematuros suelen permanecer ingresados en las unidades neonatales de los hospitales, donde reciben unos cuidados muy especializados.

¿Tienes un bebé prematuro?

Pero además, este tipo de niños pueden tener algunos problemas a medio y largo plazo, tales como alteraciones neurológicas o sensoriales, dificultades para el crecimiento o problemas respiratorios.

Por eso, tras el alta, también es necesario un seguimiento especial, en el que están implicados diferentes especialistas (pediatras, neurólogos, oftalmólogos, otorrinolaringólogos, psicólogos...), en coordinación con la familia y los especialistas en atención temprana.

Diferentes perspectivas según la edad gestacional

Pero el riesgo no es el mismo para todos los bebés prematuros. Depende del grado de inmadurez con el que nazca el niño y los problemas de salud que pueda tener en la primera etapa de su vida. Como es fácil imaginar, las perspectivas del bebé prematuro son muy diferentes según su edad gestacional y peso al nacimiento.

Los bebés que nacen con menos de 29 semanas de gestación son los más delicados. Su peso es muy bajo, generalmente menor de 1500 gramos. Los que nacen antes de las 26 semanas de embarazo suelen pesar entre 450 y 900 gramos. Estos bebés extremadamente prematuros suelen moverse poco y apenas lloran, estando dormidos la mayor parte del tiempo. Prácticamente todos requieren algún tipo de asistencia respiratoria. Por otro lado, no son capaces de succionar, tragar y respirar al mismo tiempo, por lo que suelen recibir alimentación por vía intravenosa durante los primeros días de vida.

Estos bebés tan pequeños son los que más riesgo tienen de presentar las complicaciones de la prematuridad, como dificultad respiratoria, sangrado cerebral o problemas digestivos. Sin embargo, la mayoría de los bebés que nacen cumplidas las 26 semanas de gestación sobreviven (alrededor del 75% de los que nacen a las 26 semanas y el 85% de los que nacen a las 29 semanas). En los bebés que sobreviven, pueden aparecer discapacidades a largo plazo, tales como retraso psicomotor, parálisis cerebral, problemas visuales o auditivos.

Desgraciadamente, alrededor del 30% de los bebés menores de 26 semanas ó 750 gramos y cerca del 20% de los nacidos entre las 26 y las 29 semanas desarrollan discapacidades de este tipo.

Los bebés que nacen entre las 30 y las 34 semanas de gestación suelen pesar entre 900 y 2300 gramos, y tienen una mayor supervivencia (cerca del 90 al 95%). La asistencia respiratoria que necesitan es menor, y muchos respiran solos o con ayuda de un poco de oxígeno. A muchos de ellos se les puede dar el pecho o alimentar con biberón, aunque en los primeros días suele ser necesario alimentarles por sonda gástrica.

Estos bebés también pueden presentar alguna de las complicaciones de la prematuridad, pero estas no suelen ser tan severas. Los bebés nacidos después de las 32 semanas de gestación rara vez desarrollan problemas visuales, y sólo cerca del 15% presenta discapacidades serias.

La mayoría de los bebés nacidos entre las 35 y las 37 semanas de edad gestacional requieren poco o ningún cuidado especial después del nacimiento, y sus posibilidades de sobrevivir son prácticamente las mismas que las de los bebés nacidos a término. Por lo general pesan entre 1800 y 3200 gramos.

Pueden presentar problemas en los primeros días de vida, como dificultad respiratoria, pero suelen ser leves. Muchos pueden ser alimentados al pecho o con biberón. La probabilidad de que presenten secuelas a largo plazo derivadas de su prematuridad es muy reducida.

Programas de seguimiento especiales para los bebés más prematuros

Debido a la posibilidad de aparición de problemas a largo plazo derivados de la prematuridad, los niños nacidos con un peso inferior a 1500 gramos suelen entrar en un programa de seguimiento especial con controles regulares. Este tiene varios objetivos: apoyar a los padres, evaluar el crecimiento y el desarrollo del bebé, así como dar guías para estimularlo e identificar y tratar los problemas que resultan de su patología neonatal. La valoración del crecimiento y del desarrollo psicomotor de los niños prematuros se realiza considerando la “edad corregida”, es decir, la edad que tendría el niño si hubiera nacido a las 40 semanas de gestación.


A continuación resumimos algunos de los aspectos más importantes del seguimiento del bebé prematuro.

Valoración del crecimiento del niño y cuidado de su alimentación.Valoración y estimulación del desarrollo psicomotor. Se presta especial atención a la adquisición de los hitos del desarrollo. Por ejemplo, la edad a la que el niño sonríe, sostiene su cabecita, se sienta, se pone de pie, o camina. Son muy importantes también el tono muscular, la manipulación de objetos y la adquisición del lenguaje, así como el comportamiento del niño y su adaptación a la guardería y al colegio. Muchos de estos niños acuden a centros de atención temprana o fisioterapia para prevenir o tratar problemas en el desarrollo psicomotor.Detección y tratamiento de problemas visuales y auditivos.Prevención de infecciones respiratorias. Los papás de un niño prematuro deben ser muy cuidadosos con este tema. Debéis emplear mascarilla si estáis acatarrados y reducir al mínimo el contacto del bebé con personas resfriadas.

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