23 de octubre de 2008

La importancia del contacto piel a piel


A los recién nacidos los tranquiliza sentir el latido del corazón, la respiración y la voz de su mamá porque se asemeja al momento en que se encontraban en el vientre materno. Prolongar ese contacto íntimo con ella los lleva a recordar sus vivencias prenatales.


Los bebés prematuros en cambio no pueden establecer ese vínculo, afectivo y contenedor con su mamá ya que necesitan ser atendidos inmediatamente en las Unidades de Cuidados Intensivos.


Numerosos estudios describen que el contacto piel a piel entre madre-hijo contribuye, en prematuros estables fisiológicamente a:


- Incrementar el sueño profundo favoreciendo la maduración del sistema nervioso central.


- Disminuir la actividad motora y muscular, lo que favorece el ahorro energético.


- Reducir el llanto del bebé, aumentando la interacción y disminuyendo el estrés del bebé y la angustia de la madre.


- Incrementar un estado de alerta reposado que favorece la interacción madre-hijo.


- Al inicio, a través de las caricias, de la estimulación somato sensorial (estímulos hormonales).


- Incrementar el peso al producirse un ahorro energético.


Además se describe que:


· No se registran aumentos de infecciones y persiste la estabilidad fisiológica.


· La temperatura corporal de la madre asciende o disminuye según la necesidad de bebé reemplazando a la incubadora.


· La respiración es más regular y profunda y disminuyen los períodos de apnea.


· La frecuencia cardíaca y la saturación del oxígeno se mantienen estables con tendencia a un ligero incremento.


De esta forma se reduce significativamente la internación y se posibilita el apego y la interacción madre-hijo y además estimula la confianza de los padres que sienten que ese bebé es su hijo y que ellos pueden cuidarlo.


El primer antecedente de este contacto precoz es el Método Madre Canguro.

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