20 de octubre de 2008

Estimulación Temprana

¿Por qué se realiza la estimulación temprana?

El niño en sus primeros años de vida, se encuentra en pleno desarrollo de su ser.

La afectividad, el desarrollo cognitivo y motriz son en este período áreas indisociables de su maduración. Todo lo que será en el futuro, depende principalmente de cómo se enfrente a sí mismo y al mundo que le rodea durante este período “crucial” para su desarrollo.

Así aparecen una diversidad de métodos orientados al apoyo del desarrollo del niño definiendo ESTIMULACIÓN TEMPRANA como: “Conjunto de actividades que motivan al niño a ejecutar una actividad, enriqueciendo su desarrollo físico y mental”.

La diversidad de estímulos (sensaciones) que el niño recibe sobre sus sentidos (visión, audición, tacto, gusto, olfato) durante las actividades, crean procesos nerviosos que se comunican al sistema nervioso central favoreciendo el proceso de maduración en el niño.

¿A quién va dirigida?

A niños de entre 0 a 6 años, a sus familias y entorno.

A niños que presenten o puedan presentar una alteración en el desarrollo psicomotor de origen perinatal como por ejemplo:
  • Prematuros.
  • Bajo peso al nacimiento.
  • Dificultades motoras.
  • Niños con factores de riesgo.

El desarrollo de los niños no sólo depende del potencial que traen consigo al nacer, sino también y muy especialmente de los estímulos del medio ambiente que los rodean e incentivan a generar una respuesta dinámica, activa, que es parte de su aprendizaje.

Los canales de ingreso de toda la información que guardamos en nuestro cerebro corresponden a los sentidos. Un desarrollo efectivo de las potencialidades del niño depende de la libertad que le entreguemos para explorar el mundo y descubrir las cosas por sí mismo, en un ambiente lleno de afecto (confianza y seguridad).

Los objetivos de la estimulación temprana son favorecer el desarrollo del niño (facultades -dificultades), en un ambiente rico y variado en estímulos adecuados a su edad, comenzando desde el nacimiento y acompañándolo a lo largo de sus seis primeros años de vida. Además, prevenir necesidades transitorias y/o permanentes que se presenten durante el desarrollo madurativo del niño y darles una respuesta lo más precoz posible.

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